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Uveítis

¿Qué es?

El término uveítis hace referencia a un conjunto de problemas inflamatorios que afectan la capa media del ojo, que se conoce como úvea.

Existen diferentes tipos de uveítis, según la localización de la inflamación.

  • Uveítis anterior o iritis. Es la forma más frecuente, y se da cuando la inflamación se origina en el iris o en el cuerpo ciliar.

  • Uveítis intermedia. Hace referencia a la inflamación que afecta principalmente al humor vítreo o sustancia gelatinosa que contiene el ojo. A veces también se la denomina vitritis o parsplanitis.

  • Uveítis posterior. Es la inflamación que afecta las capas posteriores del ojo, como la coroides (coroiditis) o la retina (retinitis). También puede afectar a los vasos sanguíneos de la retina. Este trastorno recibe el nombre de vasculitis.

  • Panuveítis es el término que describe la presencia de inflamación tanto en la parte anterior como en la posterior del ojo.

 

Causas

Las causas de la uveítis son muy variadas.

  • El sistema inmune es un sistema de defensa del organismo frente a patógenos extraños, como las bacterias o los virus. Cuando el sistema inmunitario falla, no distingue lo «propio» de lo «extraño» y ataca nuestro propio cuerpo, en este caso el ojo. A menudo la inflamación se limita al ojo, pero puede estar asociada con otros trastornos médicos autoinmunes. Algunas personas tienen predisposición genética a desarrollar ciertas enfermedades autoinmunes, lo que a la vez se traduce en un mayor riesgo de desarrollo de uveítis. Dichas enfermedades incluyen la espondilitis anquilosante, la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn o la psoriasis, entre muchas otras.

  • Menos frecuentemente la inflamación esta asociada a una infección. Virus, bacterias, o parásitos pueden acceder al interior de la cavidad ocular y provocar una infección. Existen algunos virus que una vez resuelta la infección pueden persistir y en un momento determinado son capaces de reactivarse  y producir un nuevo episodio inflamatorio.

  • Cualquier traumatismo ocular, incluida la cirugía ocular, puede conducir al desarrollo de una inflamación.

  • En aproximadamente 2 tercios de los pacientes no es posible detectar ninguna causa específica del desarrollo de la uveítis y, aunque pueda tener un origen autoinmune, se la considera idiopática o sin causa conocida.

Síntomas

Los síntomas dependerán principalmente del tipo de uveítis. No todos los signos y/o síntomas deben estar presentes a la vez.

  • Uveítis anterior.  Suele presentar con enrojecimiento, dolor o sensibilidad a la luz e incluso visión borrosa.

  • Uveítis intermedia y posterior. Normalmente no presenta síntomas de dolor  a no ser que se asocien con una uveítis anterior. En la mayoría de casos se aprecia la presencia de “moscas volantes” (puntos negros, telarañas) y pérdida o distorsión de la visión.

Dichos síntomas pueden aparecer de manera repentina y durar solo unas semanas o pueden aparecer de forma gradual durante un periodo de varias semanas y durar incluso meses.

La mayoría de casos de uveítis anterior son agudos y se presentan de manera recurrente, alternándose con periodos de inactividad entre brotes.

Tratamiento

El tratamiento dependerá del tipo de uveítis y de la gravedad de la inflamación.

En caso de que se considere que la uveítis derivada de una infección, se añadirán antibióticos o fármacos antivirales a su tratamiento.

La mayoría de las uveítis anteriores se tratan con colirios de corticosteroides, que se administraran de forma bastante frecuente al inicio y se irán reduciendo a medida que se observe una mejoría

También se administran colirios midriáticos para aliviar el dolor y evitar sinéquias del iris al cristalino, ya que dificultaría el examen del fondo del ojo y ayuda a reducir el riesgo de elevación de la presión intraocular. Estas gotas causan borrosidad temporal de la visión y sensibilidad a la luz.

Cuando la inflamación afecte al humor vítreo, la coroides o la retina, puede ser necesario el uso de corticosteroides por vía oral, en comprimidos o inyecciones alrededor del ojo y/o dentro del globo ocular.

En el caso de que los corticosteroides no puedan controlar por sí solos la inflamación, o se produzcan efectos secundarios adversos se añadirán fármacos inmunosupresores.

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